domingo, 29 de enero de 2017

El álbum de la infancia

Por Orlando Scoppetta DG.

¿Cuál es ese recuerdo de la infancia que llega ahora a la memoria? Tal vez el de la travesura que hace reír en las reuniones familiares, aunque en su momento hizo merecer una reprimenda. O tal vez es la remembranza de ese momento en que se sintió dolor, tristeza o soledad. La evocación de la niñez hace sonreír al más adusto o ensombrecer al más festivo.



Sol de la mañana. Eward Hopper, 1952
    El asunto refiere a mucho más que un álbum fotográfico de la infancia. Hurgando en los recuerdos es posible encontrar las circunstancias en las que se instaló la seguridad, la chispa o la inspiración. Fue el reconocimiento, fue el apoyo, fue el abrazo. También es probable explorar cómo se instauró el frío, la angustia, el temor. De los primeros años de la vida se puede salir un poco aporreado, a veces mucho; luego, con el paso del tiempo, las abolladuras se tiñen de colores más alegres, aunque en algunos casos la capa de pintura sea insuficiente para restañar las heridas.


     Reconocer en lo propio la manera como las experiencias de la infancia definieron lo que hoy se es,  serviría para recalcar  la responsabilidad que tienen los adultos para con los niños y las niñas. Cada adulto debería comprometerse a que los que crecen junto a él encuentren más de lo bueno que disfrutó y  menos de aquello que lastimó su humanidad infantil. No es cierto que el dolor forme bien el carácter. Este es uno de los lemas de un conglomerado humano que no cree posible la paz ni la comunidad basada en el afecto más que en el interés. Para un niño o una niña, lo que educa es la manera como se le ayude a entender y a aprender de los eventos desfavorables.

    Debería acompañar a la sabiduría de la abuela que prodiga afecto cuando se espera el castigo, de la madre que asiste con paciencia las necedades de sus hijos cuando estos ya superan la frontera de la adultez, la sabiduría política de quienes están al frente de lo público. Un alcalde o un gobernador no pueden cambiar lo que sucede al interior de los hogares… o tal vez sí. Para ayudar a lograrlo se requiere autoridad moral y tal vez, recordar un poco que alguna vez, cuando fueron niños, su vida dependió de lo que otros hicieran por ellos: sus padres, algún maestro, algún médico. Para entender mejor por qué hay que hacer esto bien, habrá que cerrar los ojos y recordar alguna noche aciaga, cuando se fue niño.

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